1. El orígen

Cuando Dios quiere algo, nos sorprende abriendo caminos insospechados en los tiempos del Espíritu, esto sucedió con la historia de los Misioneros del Espíritu Santo en Monterrey.

En los años 1978-1979, estando en la comunidad del santuario de Guadalupe en Saltillo, nos pidieron al padre Jesús Cendejas y al Padre Alejandro González Ibarra que atendiéramos los grupos de las Obras de la Cruz de Monterrey y que preparáramos la posible Fundación en la Arquidiócesis de Monterrey.

Los grupos de las Obras de la Cruz estaban repartidos en diferentes colonias, las reuniones eran en las casas y los grupos eran de señoras tanto del Apostolado de la Cruz como de la Alianza de Amor y de Jóvenes de Apostolado de la Cruz, en aquel entonces venía el Padre Antonio Moreno a atenderlos y nos pidió que lo acompañáramos, el Padre Jesús se centró en los grupos de señoras y el Padre Alejandro en los grupos de jóvenes.

Los superiores de la congregación vieron oportuno que preparáramos el camino para la fundación en Monterrey y ellos solicitaron el permiso para ser admitidos en la Arquidiócesis de Monterrey.

En ese tiempo el Señor Obispo era Monseñor José de Jesús Tirado, quien apoyó siempre a las Obras de la Cruz de Monterrey y nos pidió que empezáramos a relacionarnos con los sacerdotes para preparar el camino.

Se presentó la solicitud a Monseñor José de Jesús Tirado para ingresar a la diócesis de Monterrey y el señor Obispo consultó a su Consejo de consultores y a los sacerdotes representantes del presbiterio y nos propusieron 2 opciones: 1) Villa de San Miguel o 2) Tierra y Libertad. Los Misioneros del Espíritu Santo aceptamos llegar a Villa de San Miguel, que pertenecía a la parroquia María Auxiliadora, de los padres Salesianos.

El señor Obispo Don José de Jesús Tirado nos concedió el permiso para entrar a la Diócesis, siendo el Superior General de los MSpS: El Rev. P. Manuel Castillo y el Vicario del Vicariato de Guadalajara: el Rev. Padre Melecio Picazo, MSpS.

Los Padres Salesianos que atendían Villa de San Miguel y las colonias vecinas nos recibieron muy fraternalmente y nos orientaron en los ministerios que realizaban.

2. Fundación canónica
de los Misioneros del Espíritu Santo
en la Arquidiócesis de Monterrey

El 13 de enero de 1980: iniciamos canónicamente la primera Comunidad de Misioneros del Espíritu Santo en Monterrey con la celebración Eucarística presidida por Mons. José de Jesús Tirado, Obispo de Monterrey, quien aceptó a los Misioneros del Espíritu Santo en su Diócesis.

La primera comunidad la formamos los PP. Jesús Cendejas, Superior, el P. Alejandro González Ibarra, Vice superior y el Hno. Antonio Armendáriz, ecónomo. Iniciamos en un terreno baldío donado para iglesia entre las calles del Altillo y el Yugo, en un extremo del terreno estaba una caseta de lámina donde celebrábamos las Eucaristías.

A la ceremonia asistieron varios sacerdotes diocesanos y Misioneros del Espíritu Santo y Salesianos, una fuerte presencia de las comunidades de la Vicaría fija de Villa de San Miguel y un grupo muy numeroso de las Obras de la Cruz de Monterrey.

La primera casa donde llegamos estaba en la calle Pilastra, a unas cuantas cuadras del terreno. En la esquina de la casa tuvimos un vecino: Don Manuel (Meme) que vendía camarones y nos alegraba con su buen humor. Nuestra primera cena fue: pan y vino sobre una caja de fruta. … «Me escapaba con Don Leandro a comer quesadillas con guacamole».

Recuerdo que al inicio, cada día nos llevaban de comer: las familias de Jorge y Chelo, María Elena y Vidal, y amablemente nos lavaban la ropa.

Rápidamente, tuvimos el apoyo de numerosos laicos: Familia de Don Reyes, Don Leandro, Pety y Nancy, Jorge Aguilar y Chelo, Vidal y Nena, Javier y Estela, Juan Cedillo y Lupita, Manuel Enríquez y Esperanza, Claudio y Rosy, y muchos más.

Con gran esperanza surgió el coro de niños organizado por Maricruz Arquieta que reunió a muchos niños, animaban la liturgia y convocaba a muchos papás.

Desarrollamos la organización de la catequesis que nos habían dejado los Padres Salesianos en las diferentes colonias de la Vicaría fija, para esto, la comunidad de Saltillo nos regaló una camionetita Renault y el papá del P. Alejandro nos regaló una camioneta Nissan para trasladar a los catequistas.

La secretaria que contratamos desde el inicio de la parroquia se llama Conchita y fue un gran apoyo para nosotros y la Sra. que atendía y cuidaba la capilla era Doña Juanita Luna junto con Alejandro Hernández Luna, su hijo. Mil gracias a Dios por ellos.

La oficina parroquial estaba ubicada en calle Yugo entre Mayorazgo y Molino. Los dueños: Don José de Jesús García Morales+ y la Sra. Gloria Cárdenas Vidaurri, quien amablemente nos prestaron el local.

3. Formación de la comunidad y organización

Para formar la comunidad e impulsarla empezamos a organizar, las bendiciones de casas y posadas por sectores y cuadras junto con los vecinos de cada lugar, al terminar la bendición se organizaba un convivio en la calle con la participación de todos con la finalidad de integrar y unir a la comunidad.

En el mes de febrero y principios de marzo estuvieron los novicios: José Luis Sarabia, Francisco Quezada, Mariano Vildósola, Joaquín de Regil, Javier Morán y Javier Durán, quienes impartieron ejercicios cuaresmales para jóvenes, de allí surgió el primer grupo juvenil.

Algunos de sus integrantes eran: Martha Irma González, Sylvia Valdez, Judith, Maricruz Arquieta, Consuelo Arquieta, Imelda Montalvo, Esperanza Sosa (+), Amparo, Socorro Rivera, José Luis Rivera, después se integraron Laura Carbajal, Aarón Luna, David Luna (Chito), Ernesto Chávez (Tito), Alfredo Rivera, Güero (+), Salvador, Chon (+) y Arturo quien fue ahijado del P. Alejandro.

En 1981-1982, se construyó un techo abierto para celebrar las misas, ya que era insuficiente la capilla original. Pusimos la primera Cruz del Apostolado junto a la capilla (caseta de lámina) y dentro del corazón pusimos una reliquia de la primera Cruz del Apostolado de Jesús María.

Al principio nos apoyaron en la catequesis de niños las Hnas. Misioneras de Jesús Sacerdote: Alicia Gómez, Margarita Alfaro y María Cendejas.

Inicia la Escuela de Animadoras del Apostolado de la Cruz para señoras con la orientación y el apoyo de algunas señoras del Centro Monterrey.

En 1982 Llegan las Hnas. Mirna Navarro, Socorro Sosa y Angélica, Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo, para apoyarnos en la evangelización y en la catequesis, están hasta mediados del año 1984.

Para promover la evangelización y la integración de los señores en la pastoral trajimos la primera Escuela de la Cruz, de ahí empezó el grupo de Los Cruzados. Posteriormente, se formaron los grupos de matrimonios. Laura Carbajal comienza el grupo de adolescentes.

En Monterrey organizamos, junto con las Obras de la Cruz de Monterrey una casa que llamamos “Centro de las Obras de la Cruz” (COC) en la colonia María Luisa en Monterrey, para poder vivir en la nueva cuasi parroquia y atender adecuadamente a las Obras de la Cruz.

4. Erección de la Primera
Parroquia de la Cruz del Apostolado

Iniciamos como Vicaría fija de la parroquia de María Auxiliadora. Las celebraciones en Villa de Miguel, las hacíamos en La capilla pequeña y de lámina que estaba dedicada al beato Miguel Rúa enclavada en un terreno entre las calles: El Altillo y el Yugo. En las otras colonias, en las capillas de la Fe, al aire libre en la Noria, Zozaya, Zozayita, La Amistad, San Miguel Apodaca, etc.

— ¿Cómo se va a llamar? Preguntó Monseñor Tirado.
— ¡Parroquia de la Cruz! Le contestamos.
Y Monseñor Tirado precisó: “Que se llame PARROQUIA DE LA CRUZ DEL APOSTOLADO, si vamos a caer, vamos a caer bien parados”.

El Superior de la comunidad fue: El Padre Jesús Cendejas y el primer Párroco: el Padre Alejandro González Ibarra. Los primeros Misioneros del Espíritu Santo fueron: los PP. Óscar Corona, Antonio Chávez, Fernando Camacho, David Mateo y Francisco Rodríguez, Luis Óscar Figueroa.

Poco a poco fueron llegando otros misioneros, los PP. Elías Ruvalcaba, Javier Morán, Regulo González (+), Jesús Curiel y otros más.

La organización de los sacramentos: Bautismos, primeras comuniones, 15 años, matrimonios, con sus respectivas pláticas de preparación apoyados por laicos de las Obras de la Cruz de Monterrey.

La ampliación de la casa de Pilastra la realizamos con el apoyo incondicional del Ing. Fausto y July Ibarra y El trabajo de Don Reyes.

5. Construcción del Centro Parroquial

En todo vivimos la presencia del Señor, nuestra Madre Santísima y del Señor San José.

El plano original de la parroquia lo hicieron el Arquitecto Cortés Melo y el Ingeniero Héctor Buentello quienes buscaron apoyarnos con espíritu fraterno y desinteresado.

El primer donativo recibido para la construcción de la parroquia fue un regalo de Dios por medio de un enfermo del hospital San Vicente, quien antes de morir nos dejó un donativo por medio de la señora Magdalena Montaña de Dillón.

Iniciamos comprando ladrillos que nos ofrecieron a muy buen precio y que tuvimos que recogerlos a unas 10 calles de la parroquia, les pedimos a nuestros laicos que nos ayudarán a traer los ladrillos y que a cada uno le pusieran su nombre, para que nuestra parroquia tuviera los nombres de toda la comunidad que colaboró para construirla, nuestra parroquia se formó con piedras vivas.

Posteriormente, gracias a la ayuda de Doña Conchita Montemayor (+), se puso el techo en la Parroquia ubicada en la Colonia Villa de San Miguel.

Las construcciones del templo en la Colonia La Victoria fueron gracias al apoyo de esa comunidad.

El templo de la Colonia La Fe se realizó con el apoyo de bienhechores: Don Israel y su esposa.

En las diferentes construcciones encontramos el apoyo, el cariño y la fuerza de las comunidades: El templo de la Colonia Mixcoac: “El Espíritu Santo”, el templo de la Colonia Provivienda, el templo en la Colonia La Amistad, la Zozaya, Zozayita, san Miguel Apodaca, Provivienda, San Miguel.

En todo experimentamos la fuerza de Cristo Sacerdote, María de Guadalupe, San José y nuestros Padres Conchita y Félix, que nos apoyaron en todo e hicieron posible la unidad de todas las comunidades en una sola parroquia, la Parroquia de la Cruz del Apostolado.

El Vicario General de la Diócesis, el P. Armando Galván, nos trajo la Cruz del Apostolado que estaba en Catedral, posiblemente llevada por nuestra Madre.

Finalmente, se formó la comunidad del servicio sacerdotal en la colonia Villa de San Miguel integrada por los padres: Jesús García, Héctor Carriedo, Enrique Velhagen y Alejandro González Ibarra.

Quiero agradecer de corazón a todas las personas Misioneros del Espíritu Santo, sacerdotes religiosos y diocesanos, miembros de las Obras de la Cruz y laicos que han colaborado con el plan de Dios en la realización de esta Parroquia de la Cruz del Apostolado.

Texto redactado por:

Carlos Alejandro González Ibarra, MSpS.
Primer Párroco de nuestra comunidad.